domingo, 19 de junio de 2011

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“Los hombres son todos iguales".
Esta siempre fue una frase que quemé, que no me gustó jamás compartir. Porqué simplemente en mi experiencia con el otro género, realmente sentí la diversidad palpable en todos los sentidos.
Pero, últimamente he encontrado ejemplares que casi casi hacen juz a esa (para mí) implacable y prejuiciosa definición.
Podría discursar líneas interminables, pero brevemente creo que puedo aclarar y hacer llegar un medio compartido. Puedo entender y nuevamente hacer firmar algo que hace bastante me lo había intensificado en pensamiento que es "lo mejor del mundo será la unión de dos mujeres" ... Pero bueno acá ya entraremos en otro punto, una línea delgada que dejaría dudas... y lamentablemente o a veces felizmente el instinto pide interacción de las partes.
Decía, explicaba, y entendía que no importa lo cuánto usted se importe ellos simplemente no se importan. Debe haber un microchip instalado en sus cerebelos que no permite la rápida asimilación de preguntas obvias y sensibilidad inmediata: Estará sufriendo? Necesitará mi ayuda? Se sentirá sola? Debo dar mi opinión?
Acoplado a eso está la automática acción independiente y en  ínfimas veces egocéntrica. Ves al individuo que lo único que le sale decir a todo eso es que es un tipo simple, que si estás feliz él también, que si te gusta a él también.... Me imagino lo cansador.... lo agotador y lo peor: lo brochador"... es brochante es clavar un puñal en las estrellitas y corazones que alguna vez circulaban alrededor de su nombre.
Cómo fue que caíste en esa trampa? En que momento te agarro y te hizo pensar que jamás estarías sola ¿
Dónde está esa persona que comparte, escucha y divide los problemas, que se da cuenta de tu carga y te asegura poder aliviarla....Pues está allí, usa rimel y  no tiene pija