viernes, 26 de agosto de 2011

CASI

Aún peor que la convicción del NO y la inseguridad del quizá es la desilusión de un CASI.

Es el casi que molesta, que entristece, que mata, trae todo lo que pudo haber sido y no lo fue.

Quien casi ganó aún juega, quien casi aprobó el examen aún estudia, quien casi se murió aún está vivo, quien casi amó, no amó.

Piense en las oportunidades que escurrieron por los dedos, en los momentos que se perdieron por el miedo, en las ideas que nunca saldrán del papel por esa costumbre maldita de vivir en el otoño.

Pienso a veces ¿qué es lo que nos lleva a elegir una vida tibia? Y pienso en esa frialdad y distancia de las sonrisas, en los abrazos tan flojos, en la indiferencia de los “buenos días” casi  que susurrados. Sobra miedo y falta coraje incluso para ser feliz.

La pasión quema, el amor enloquece el deseo traiciona.

Tal vez esos sean buenos motivos para elegir entre la alegría y el dolor, sentir la nada, pero no los son. Si la virtud estuviera en los términos medios, el mar no tendría olas, los días serían marrones y el arco iris en tonos de gris.

La nada no ilumina, no inspira, no acelera ni calma, solo aumenta el vacío que cada uno lleva adentro.

No es que la fe mueva las montañas, ni que todas las estrellas estén en nuestras manos. Para las cosas que no tienen cambio nos resta solamente tener paciencia, pero preferir la perdida previa  a la duda de la Vitoria es desperdiciar la oportunidad de merecer.

Para los errores hay perdón; para los fracasos otra oportunidad; para los amores imposibles tiempo.

De nada sirve cercar un corazón vacío o ahorrar el alma. Un romance en el cual el final fue instantáneo o indoloro no fue un romance.

No deje que el extrañar te ahogue, que la rutina te acomode, que el miedo te impida intentar.

Desconfié del destino y crea en ti. Gasta más horas realizando y no soñando, haciendo y no planeando, viviendo y no esperando porque, aunque quien CASI se muere esté vivo, quien CASI vive ya se murió.


Autoria atribuída a Luís Fernando Veríssimo, mas que ele mesmo diz ser de Sarah Westphal Batista da Silva, em sua coluna do dia 31 de março de 2005 do jornal O Globo
Traducción Cristiane Piechontcoski.