miércoles, 19 de junio de 2013

CAPITULO 6

EL APETITO, LA VOLUNTAD Y LA RAZÓN - TEORÍA DE LAS IDEAS - PLATÓN

Había suspirado y besado el papel con devoción.
Salió y la buscó como pudo.

Era mucho más de lo que en algún momento pudo prever o imaginar.

Ella había desistido de completar el rompecabezas. Qué difícil era vivir al margen, no encontrar las piezas correctas, no abrir la caja de Pandora. Había entendido que los sueños fueron creados para generar esperanzas de seguir la vida en un mundo en una sociedad tan desigual, tan ambiciosa.
 Los sueños no materiales no existían

Cuando la encontró, no la reconoció de inmediato. Fueron necesarias pistas, que ella las dejaba sin ingeniarlas, era natural, era voluntario y era muy puro. Es difícil el encuentro. Difícil tocar lo platónico, se deshace, desvanece, no existe.
Su cabeza no aguantaba tanta emoción, debería vehicularlas a otro sitio pero no sabia cómo, no sabia distinguir. Era desconocido porque el altruismo era mejor, era más fácil, plasmar los sueños no era lo suyo. Se desesperaba apretaba el pecho como si pudiese matar el dolor de la no sapiencia. Apretaba las manos, sudaba frío, respiraba ofegante y deliraba.

Ella entendió algunos códigos, desconoció algunas leyendas, empezó a desbordarse.
Caminando tranquila por una calle oscura siente una sombra detrás suyo, del susto se desmaya.
Horas más tarde trata de abrir sus ojos y  la luz que hay le molesta, se encuentra en una habitación que no reconoce, acostada, empieza a girar sus ojos buscando respuestas  y ve la image borrosa a un costado. Es él. Sabe que es él.

Sentado en un sillón con las dos manos apretadas sosteniendo el mentón, la mira.
Se puede escuchar la tensión que existe en ese cuarto. Es ella. La secuestré.