Salí
temprano, tomé el tren.
A esa hora no había mucha gente e iba sentada en la
ventanilla del lado opuesto mirando el paisaje de San Martin,
Las caras largas, la gente que casi no baja, pero sube
y sube, caras largas, cansancio, duda, miedo.
"llegando tarde de nuevo" "no
llego con la materia" "no llega" "no llego"
Pasamos Miguelete, encaramos hacia Pueyrredón y
cuando va llegando el tren a la estación, de mi lado se puede ver la placita
muy prolija con veredas de piedritas limpias, árboles, bancos, todo muy
ordenadito casi como si fuese una maqueta. La casita del o de la responsable
del orden en ese sitio y al costado de la misma, en un pasillito, con la
escoba, una rata barría plácidamente la veredita. Era alta y muy flaca, debía
tener 1.80 más o menos, vestía camisa estampada y pantalón beige.
Fijamente la miré el tiempo que duró el tren en
Pueyrredón, como barría y barría...